El plan del demiurgo sobre voces de papel. Ya está perpetrado el camino del arquitecto de torres. Buye la fragua del guerrero con el hábito implacable del caer del martillo. Y así con este sonido las voces se avivan. Los cíclopes gritan. Mil artesanos en sus requerimientos de gremios. Hilando y anillando, la parca de las cotas de malla. El restallar del horno, y las chispas de las brasas del tizón ardiente.
Arde la piel que te quema la garganta
Los ojos que lloran no por las ardientes ráfagas
El amor de la madre de la flecha saetera
El talismán de tus inquietudes
El rubí de tu pecho
El brillo en tus ojos
Ardientes desde la calavera del desierto
Un grito desde una garganta desgarrada
Mil voces cantan coros
Dios mil proclaman los evangelios
¿Sabes ya acaso cuántos salmos?
Incienso y Mirra
El oro lo derrite el fuego
Solo una gota de avarica
Mil reyes en sus tronos coronados
El llanto de una reina por el padre de su hija
Su grito ante las paredes de piedra
Las espadas cruzadas sobre tu tumba
El llanto por la reina de una celeste guerra
Perdidos en el tiempo
Saltando entre eones
Los caminantes de un ejército de la rosa
Mordida entre sus bocas
como un puñal pirata que te corta las mejillas
Un hilo vermellos arquera de cristal
sangre en mi túnica que mancha las alforjas
la vendimia quemada al calor del fuego
Quedamos velos de azucenas y rosas
Y el agua del rio que envuelve tus pies hasta los tobillos
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