miércoles, diciembre 12, 2007

Es hora de coger las rosas del jardín mi capitán. La oda es tu bandera, la mía sus ojos almendra por un canto de musa cómica

El plan del demiurgo sobre voces de papel. Ya está perpetrado el camino del arquitecto de torres. Buye la fragua del guerrero con el hábito implacable del caer del martillo. Y así con este sonido las voces se avivan. Los cíclopes gritan. Mil artesanos en sus requerimientos de gremios. Hilando y anillando, la parca de las cotas de malla. El restallar del horno, y las chispas de las brasas del tizón ardiente.

Arde la piel que te quema la garganta

Los ojos que lloran no por las ardientes ráfagas

El amor de la madre de la flecha saetera

El talismán de tus inquietudes

El rubí de tu pecho

El brillo en tus ojos

Ardientes desde la calavera del desierto

Un grito desde una garganta desgarrada

Mil voces cantan coros

Dios mil proclaman los evangelios

¿Sabes ya acaso cuántos salmos?

Incienso y Mirra

El oro lo derrite el fuego

Solo una gota de avarica

Mil reyes en sus tronos coronados

El llanto de una reina por el padre de su hija

Su grito ante las paredes de piedra

Las espadas cruzadas sobre tu tumba

El llanto por la reina de una celeste guerra

Perdidos en el tiempo

Saltando entre eones

Los caminantes de un ejército de la rosa

Mordida entre sus bocas

como un puñal pirata que te corta las mejillas

Un hilo vermellos arquera de cristal

sangre en mi túnica que mancha las alforjas

la vendimia quemada al calor del fuego

Quedamos velos de azucenas y rosas

Y el agua del rio que envuelve tus pies hasta los tobillos

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