Entre la espiral de brumas el cruzado llorró amargado
Sostuvo su espada con fuerza, clavando la mano
Y apretó el escudo contra su pecho firme
Alzó la vista al cielo y a su alma
El orgulloso yelmo cubrió su rostro
La batalla lo llamaba
Siempre lo hacía
Y ya más al tiempo 10 años ha
Casa que no veía, su sangre afligida
El servicio a la causa
La fe con la suya propia
Perdido entre albores de amanecer
Destruyendo los rostros en su recuerdo
Las blancas tallas sacras
La negra virgen de corazón dolido
Un llanto en el averno
Y ángeles caidos no contados
La legión de su infamia
La amargura del amor frustrado
La pasion forjada en su pecho
una prisión de hierro
Un anillo en su cuello
Bronce en su piel
Y comn la muerte tras su sombra
Que cae la noche pura
Ultrajada Luna
Una guadaña de estrellas
Cortas el cielo cometa
Yaces en sigilo
Sin ruido por el grito secreto
Macerado en la bodega del buen vino
Donde la uva se toma
donde el alcohol fermenta
Una gota de vino, por el alma de su espada
Corriendo hasta la punta, sangre derramada
Dos cabezas en su alforja
El cazador consagado en herejías
Una guantelete de pelte en tu mejilla
La roja marca de la mano
Caudillos de ejércitos perdidos
Las legiones del desfiladero
Los ojos de la musa, prendidos de tu alma
Las voces de los niños
Los clamores de mujeres y hombres
Los fantasmas de la guerra
Las huestes del viajero
Un eterno camino por el desierto
Hasta el oasis de tu paraíso
En tu pecho se sobrecoje el alma
La leche de la vida, que juega con la magia
Un camino celeste, harto repetido
La muerte desde dos mil torreones
dieez mil espadas sobre tu pecho
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